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La cuestión de la sostenibilidad

Reflexiones sobre cómo el Periodismo de Cambio podría resolver la crisis

Jazmín Acuña

Publicado el 23 de noviembre de 2025

Hola, esta es la segunda edición de Periodismo de Cambio. Pensé en publicarla hace semanas, pero estuve recuperando el aliento mayormente por buenas razones. Espero compensar el silencio en los siguientes párrafos

En esta edición —y en las próximas— haré dos cosas. Primero, compartiré las novedades sobre el marco conceptual que desarrollé durante mi fellowship en el Instituto Reuters. Pero, sobre todo, me concentraré en algunas de las preguntas más comunes que me han hecho. 

(Intenté incluir una encuesta en el primer boletín para saber qué querían leer, pero no funcionó muy bien. Así que decidí seguir el enfoque que acabo de mencionar y ver hacia dónde nos lleva).

La pregunta con la que voy a empezar es una que aparece en casi todos los meetups: ¿cómo puede ser sostenible el periodismo centrado en el cambio? ¿Cuál es su modelo de negocio?

Disclaimer: no voy a ofrecer una fórmula definitiva. El Periodismo de Cambio es, ante todo, una gran aspiración. Las bases están ahí, pero el modelo centrado en el contenido sigue siendo la mentalidad predeterminada que rige nuestra práctica. Aún queda mucho por hacer antes de tener respuestas sólidas, pero vale la pena explorar las posibilidades.

Lo último sobre el Periodismo de Cambio

Gracias a las 105 personas del sector que ya se suscribieron a changejournalism.com. Me alegra muchísimo dar la bienvenida a colegas de ProPublica, Factchequeado, Chicago Public Media, La Nación (AR), The New Humanitarian, Deutsche Welle, Agencia Mural, WAN-IFRA e Internews, entre muchos otros.

La retroalimentación ha sido constante y profundamente alentadora. Recibo mensajes tanto de medios tradicionales como nativos digitales que encuentran mucha utilidad en el marco conceptual. Un par de ejemplos: una colega de The Globe and Mail (Canadá) me escribió para decir que la propuesta le resultó refrescante e inspiradora. La fundadora de BehanBox —una organización de India liderada por mujeres que da plataforma a periodistas locales y mujeres — me compartió que están empezando a alinear sus historias con los principios de un enfoque orientado al cambio.

También me entusiasma compartir un par de hitos importantes. Dos organizaciones que apoyan el periodismo a nivel global están redoblando esfuerzos para que nuestro oficio se destaque por la calidad del cambio que facilita, y estoy encantada de colaborar con ellas.

El Pulitzer Center está refinando y ampliando su enfoque de impacto. Admiro su trabajo, especialmente cómo su liderazgo busca generar valor más allá de los titulares, conectando el periodismo que apoyan con sectores como la educación. Ahora, Flora Pereira, su Impact Chief, está llevando este trabajo más lejos, y estoy muy agradecida de que haya confiado en mí para sumarme a este esfuerzo. Revisen el anuncio de su Impact Initiative Call para becarios actuales y pasados. Es la primera de varias oportunidades importantes que llegarán en los próximos meses.

Con Syli, estaré liderando un módulo de The Impact Lab, un nuevo fellowship que conciben como “una iniciativa transdisciplinaria para llevar el periodismo del storytelling al story-living a través de un nuevo rol híbrido de impacto”. Le dije a la Dra. Carmen Nicoara y a Shereen Daver que ojalá yo mismo pudiera ser una de sus impact fellows. El currículum es espectacular. 

Quería destacar estos hitos como señales de momentum. Está aumentando los esfuerzos para explorar más allá del modelo del oficio centrado en el contenido. La necesidad de demostrar valor social tangible nunca ha sido tan urgente, y estas iniciativas son pasos grandes y alentadores en esa dirección.

Cambio y sostenibilidad: ¿Puede funcionar?

Entre las respuestas positivas y alentadoras, varios colegas me preguntan cómo un enfoque centrado en el cambio podría aliviar la crisis de sostenibilidad del periodismo. La respuesta más simple quizá no sorprenda: el periodismo puede encontrar más apoyo cuando se vuelve profundamente útil para las personas.

El periodismo genera valor tangible si llena un vacío de información; si conecta a las personas en torno a preocupaciones compartidas; o si facilita espacios conducentes a la acción transformadora. Allí es donde puede surgir potencial de ingresos: una forma de reconocimiento a la contribución del periodismo a mejorar la vida cotidiana. Para que eso ocurra, las personas  —financiadores, inversionistas, lectores, miembros y suscriptores— necesitan ver el resultado de nuestras intervenciones en el mundo, y ojalá, vivirlo.

Permítanme compartir un experimento reciente que realizamos en El Surtidor, porque puso a prueba esta idea y mostró resultados prometedores.

Para Floralia, un festival donde celebramos el periodismo climático, el equipo de El Surtidor convirtió la calle que pasa frente a la redacción en un corredor verde con plantines nativos para la audiencia. Foto de Elisa Marecos y Sandino Flecha

A principios de este año lanzamos un programa de suscripciones. Por menos de 10 dólares al mes, la gente podía recibir una revista impresa con una portada gráfica coleccionable y un reportaje en profundidad. Después de cinco ediciones y un nuevo flujo de trabajo editorial que aseguraba entregas consistentes, empezamos a intensificar cuidadosamente nuestros esfuerzos de venta. El primer objetivo ha sido simple: alcanzar suficientes suscriptores para cubrir los costos de impresión y distribución.

La pregunta ha sido cómo lograrlo de forma manejable. No queríamos saturar a un pequeño equipo de distribución con una campaña de marketing agresiva. Para que se den una idea del desafío, ni siquiera podemos depender del correo, por lo que hemos tenido que diseñar nuestro propio sistema de entrega y sortear obstáculos formidables, como calles sin nombre. Aun así, necesitamos aumentar las suscripciones para avanzar hacia nuestro objetivo estratégico: reducir la dependencia a donaciones e incrementar el apoyo directo de la audiencia al 30–40% de nuestro presupuesto total para 2027.

Las suscripciones al impreso de El Surtidor aumentaron gracias a una guía científica para plantar árboles nativos y contrarrestar la pérdida de cobertura verde en una de las capitales más calurosas de Sudamérica. Foto de Elisa Marecos y Sandino Flecha

Nuestro punto de inflexión llegó con la edición de primavera, enfocada en la alarmante pérdida de árboles en la capital de Paraguay. Un poco de contexto: en los últimos cinco años, Asunción ha visto una reducción drástica de su arborización urbana, algo que coincide con el auge de la construcción de estaciones de servicio, consecuencia de la colusión entre compañías de hidrocarburos y autoridades estatales. Paraguay es el país con más estaciones de servicio per cápita en América Latina. En la capital, superan en número a las plazas y parques. Para una de las ciudades más calientes de la región, donde las temperaturas veraniegas superan con frecuencia los 40 °C, la pérdida de sombra no es un asunto abstracto: afecta la vida cotidiana.

Juliana Quintana, reportera encargada de esta edición, no solo reportó el problema. También ofreció una solución: una guía científica de árboles nativos para refrescar entornos, crear sombra y embellecer barrios. Esta guía se convirtió en nuestra pieza más popular en redes sociales e impulsó un aumento de suscripciones como no habíamos visto en meses.

Aunque el post ya incluía varias especies nativas, la gente seguía pidiendo la revista impresa. También nos preguntaban dónde podían comprar o encontrar plantines. Durante Floralia, un festival de periodismo climático que organizamos en septiembre y que coincidió con la llegada de la primavera, decidimos responder a este interés: ofrecimos plantines gratuitos por cada nueva suscripción mensual o anual.

Con permiso de la Municipalidad, cerramos la calle frente a la redacción y la llenamos de árboles pequeños, convirtiendo el espacio en un pequeño corredor verde. Funcionó. La gente llegó y las suscripciones volvieron a subir. Para fin de año podríamos alcanzar nuestro primer objetivo con un alto grado de confianza.

Me energiza la posibilidad de aprovechar oportunidades como esta y servir a las personas con los cambios que necesitan. Cada oportunidad nos acercará más a un modelo de periodismo que es más duradero y beneficioso para todas las partes involucradas.

Pero lo que más me conmovió fue algo que ocurrió después del festival. La gente empezó a etiquetarnos en Instagram con fotos de los plantines nativos en sus hogares, acompañadas de palabras de gratitud. Una persona escribió: “Gracias, El Surti, por darnos la oportunidad de aportar nuestro pequeño granito. Los cuidaremos con todo nuestro amor”.

Es difícil encontrar palabras adecuadas para describir que, dentro de unos años, quizá alguien mire estos árboles y recuerde que ayudamos a plantarlos.

Poderoso, tal vez, sea la palabra correcta.